lunes, 31 de diciembre de 2012

El Papa saluda a asistentes a Misa por fiesta de la Sagrada Familia en Madrid

Este domingo fue la fiesta familia y el Papa dedico unas palabras en español para todas las familias, aquí el texto y un vídeo  (la información es tomada de la pagina ACI prensa).

VATICANO, 30 Dic. 12 / 08:00 am (ACI/EWTN Noticias).- Al concluir el rezo del Ángelus, el Papa Benedicto XVI expresó su saludo a los peregrinos de lengua española presentes en la Plaza de San Pedro, y “desde aquí, a los numerosos participantes en la Eucaristía que se celebra en Madrid en esta Fiesta de la Sagrada Familia”.

“Que Jesús, María y José sean un ejemplo de la fe que hace brillar el amor y fortalece la vida de los hogares. Por su intercesión, pidamos que la familia siga siendo un don precioso para cada uno de sus miembros y una esperanza firme para toda la humanidad”.

“Que el júbilo de compartir la vida al amparo de Dios, que aprendimos de niños de labios de nuestros padres, nos impulse a hacer del mundo un verdadero hogar, un espacio de concordia, solidaridad y respeto mutuo”, expresó el Santo Padre.

Benedicto XVI concluyó encomendando a la Virgen María, “nuestra Madre del cielo, para que acompañe a las familias en su vocación de ser una forma entrañable de iglesia doméstica y célula originaria de la sociedad. Que Dios os bendiga a todos. Feliz domingo”.



http://www.aciprensa.com/noticias/el-papa-saluda-a-asistentes-a-misa-por-fiesta-de-la-sagrada-familia-en-madrid-26682/

La riqueza de ser Católico: La comunion



“Señor, hoy quiero aprender algo especial de Tu parte”, Amén. 

Siempre me han dicho que al hacer una oración, debes ser consciente de cada una de las palabras que le dices a Dios, pues Él es un Padre que escucha y concede los deseos del corazón de Sus hijos. 

Eran las 18h 28 min de un domingo cuando llegábamos a misa con mi hermana, y yo hice aquella oración, realmente nunca imaginé todo lo que sucedería más tarde. 

Para entender un poco mejor el contexto de este testimonio, debo contar que en ese tiempo estaba pasando por una etapa de desierto demasiado fuerte y mis dudas acerca de la eucaristía y su verdadero significado estaban allí, sin ser resueltas aun. 

Al llegar a la iglesia, encontré a una hermana del ministerio que desde hace mucho tiempo no había visto, mi corazón se llenó de tanta nostalgia porque la veía triste y desconocía lo que le estaba sucediendo, sabía que al terminar la misa debía conversar con ella. 

Desde que inició la santa eucaristía, mis manos empezaron a temblar y todo mi ser se estremeció, sentí de una manera tan fuerte la presencia de Dios que mis rodillas comenzaron a debilitarse y no pude permanecer más tiempo de pie junto a Aquel que vino a hablarme cara a cara. Realmente no entendía todo lo que estaba pasando, mi corazón empezó a buscar entre todas las cosas que había hecho yo mal, una, la que más le había dolido a Dios y yo seguía sin comprender. Todo era extraño porque aparentemente estaba en paz con Él, aun en medio de la tormenta que vivía, me sentía a salvo en Sus manos. 

Llegó el momento de la comunión y me acerqué a recibirla, como anhela recibir alimento aquella persona que se pierde en el desierto y lleva ya varios día sin comer ni beber nada, exhausta, cansada, rendida y con el corazón en la mano. Solo quería abrazarlo, decirle que a pesar de no entender qué es lo que hice y ofendió tanto Su corazón, le pedía perdón pues mi alma buscaba descansar en Él. 

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Fue todo tan hermoso cuando lo recibí, mi corazón no pudo más, mis lágrimas lo inundaron todo y mis ojos espirituales fueron abiertos, por fin miré aquello que tanto dolor había causado a mi Jesús, sentía como Él había peleado por mí en aquella cruz, dejándolo todo, muriendo primero a Si mismo para entregarme con amor Su preciosísimo Cuerpo y Sangre que en ese momento ya eran parte de mí y me permitieron ser parte de Él, es en ese punto donde la cordura y la razón se confundieron, me sentía como en éxtasis, en aquel momento todo el mundo dejó de existir, solo fuimos mi Amado y yo. La presencia de Dios tan real en la Santa Eucaristía y por ella en mi ser, me llenó de tal modo que veía correr por mis venas aquella sangre que no era solo la mía, sino la del precioso Jesús de Nazareth, el mismo Jesús que le devolvió la vista a aquel ciego de Jericó que clamó por misericordia (Mc 10, 46-52), que sanó a aquel leproso de quien todos huían al verlo (Mt 8, 1-4), que curó a aquella hemorroisa que padeció de su enfermedad por tanto tiempo y nadie antes pudo sanar (Mt 9, 20-23), que levantó a su amigo Lázaro de la muerte, cuando ya llevaba tres días así (Jn 11, 38-44), y tantas otras cosas que Él ha venido obrando desde el principio de los tiempos, desde cuando la Santísima Trinidad: Padre, Hijo y Espíritu Santo estaban soñando algo grande y especial para el hombre, el gran milagro de la vida. 

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Tenía la certeza de que en mí vivía Jesús, pues en mi carne estaba la suya y por mis venas corría Su sangre, la sangre del Salvador, entendí que la Santa Eucaristía NO es solo un SÍMBOLO, el vino y la hostia consagrados en el altar, SON en verdad el CUERPO y la SANGRE de Cristo. 

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El gozo que vino a mí al entender todo lo que Dios me estaba enseñando, es inexplicable, solo continué llorando y le daba gracias por haber fijado Sus ojos en mí y por seguir confiando tanto a pesar de mi débil humanidad. 

La Santa Eucaristía es un momento de cielo, nunca había sentido tanto amor antes, parecía que volaba y sabía que ya no faltaba nada más para ser feliz. 

Al salir de misa, mi corazón continuaba quebrantado y miré a aquella hermana con quien hace tanto tiempo no había conversado, solo la abracé y la bendije en el nombre del Señor, sin duda alguna estaba atravesando un problema, podía sentir su dolor. La presencia real de Jesús me permitió que pudiera ver más allá, y no solo eso, sino también sentir lo que el corazón de mi amado guardaba al ver la tristeza de su pequeña, es decir, sentir el corazón de Dios en el mío. 

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Salí y de camino a casa, pensaba en aquello que Dios me mostró en la comunión, cierta decisión que alguna vez tomé en mi vida y lastimó Su corazón. Sinceramente, jamás habría imaginado que algo que sucedió hace tanto tiempo y que para mí fue casi nada, para Él representaría tanto y es ahí cuando sentí como si mi corazón estuviese siendo lavado, fue algo sobrenatural. Cuando acudimos al sacramento de la confesión, lo más importante es el dolor de corazón por haber fallado a Dios, pienso que ese domingo fue la primera vez que sentí de tal manera ese dolor causado a Quien lo da todo por mí, y, la necesidad de pedirle perdón con toda mi alma y corazón. 

Nadie puede siquiera imaginar todo lo que Dios recibe a diario por nuestras faltas, debilidades e inseguridades. Ese día miré tanto dolor a causa de una sola cosa y pensé: “si una falla mía provocó todo esto….no quisiera imaginar cómo está el corazón  el buen Maestro con las cosas que ve a diario en el mundo entero”. Así entendí que el corazón de nuestro Padre Dios es sagrado y debemos cuidarlo celosamente, que en nosotros está el evitar que seamos una razón más de esa tristeza. 

Por todo ello, hermanos, debemos seguir perseverando en el camino de nuestro Señor, y qué mejor manera de hacerlo sino tomados de la mano de los sacramentos que El mismo nos dejó por ese inmenso amor, puesto que ¿a quién podría confiar todos Sus secretos sino a Sus amigos? En cada uno de ellos se esconde un regalo especial, aceptémoslo y vivámoslo. 



Gloria a Dios. 



María Alicia Arcos

lunes, 24 de diciembre de 2012

La riqueza de ser Católico: La comunion


Aun recuerdo aquella ocasión en que, junto con mis amigas de la escuela, nos preparábamos para hacer el Sacramento de la Primera Comunión. Por las catequesis, sabía que íbamos a recibir “un pan sagrado”, que ya no era sólo un pan, sino que “debía ser Jesús”.


No puedo decir que para mí era una situación indiferente, aburrida o que simplemente me daba lo mismo. Al contrario, sabía, aunque no podía entenderlo, que era algo muy especial. Sin embargo, ahora puedo ver, que no tenía idea, ni en ese entonces, ni hace unos pocos años, de lo que significaba realmente el poder comulgar.

Todo surgió alrededor de las Visitas al Santísimo, que para aquellos que no han oído de ellas, se refiere a acudir a una Capilla en la que se halla expuesta la Santa Hostia, que ya ha sido consagrada en el Cuerpo y Sangre de Jesús, es decir significa acudir a la presencia de Jesús Sacramentado.
Esto se dio, una vez que empezaba a conocer y a vivir la experiencia de un Dios vivo, una vez dentro del Ministerio JAMMPAZ.



Un día, simplemente Dios me permitió ver y sentir su presencia, tan real y cierta en la Eucaristía (no al recibirlo, sino en una Visita), que quedé anonadada, como quien se pierde profundamente en los ojos de su Amado. Hasta entonces, no había comprendido que se trata de Dios mismo!... Aquel, que resucitó a los muertos, Aquel que a mí misma me rescató del dolor y de la muerte.

Comprendí, que a pesar de mis pensamientos, de creer que Dios era cierto, pero muy lejano…no era verdad, Él estaba más cerca de lo que había podido imaginarme.. tanto tiempo necesitando de su Presencia, y Él siempre había estado allí.. Entendí, que en realidad nunca se fue por completo cuando se despidió de los apóstoles, a más de habernos dejado a Su Precioso Espíritu, Él en realidad se había quedado, para darnos la fuerza en medio de la debilidad, para acompañarnos y en cada Eucaristía quedarse más cerca de nuestro corazón.

Ahora, el poder visitarlo es una bendición y un honor.. las horas en su Presencia, simplemente pasan volando. Es allí, donde Él nos sana, libera y forma como sus hijos y adoradores.

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Aún más, el sentimiento en mi corazón al poder recibirlo, es algo que no podría describirlo. Ni si​quiera al juntar todo lo que llegué a vivir antes de conocerlo: los amigos, las fiestas, los momentos de risas, NADA jamás se le compararía. Igual que un vaso de agua en la mayor sed , es el comulgar en gracia de Dios; Él sacia nuestra hambre y sed, nos colma de su Presencia, y en los brazos del Amado, ya no existe el temor, el dolor ni el pasado.

La comunión te permite estar más cerca de El, tu corazón y El suyo, empiezan a latir al mismo ritmo, al punto de ser 1 sólo. Hoy se, que no hay mayor bendición que el vivir de su mano, todos los días, y el comulgar es la puerta de acceso a su Presencia.


Por: Nathy Arcos

domingo, 23 de diciembre de 2012

La riqueza de ser Católico: la penitencia o confesión.


Hola hermanos mi nombre es Margoth Quintana el día de hoy voy a hablarles sobre la penitencia.




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En lo personal, creo que la labor del sacerdote es primordial  por que Dios le dio la protestad de perdonar todos los pecados por medio de la confesión ya que cuando una persona comete pecado  busca a un sacerdote con un corazón arrepentido, sincero con toda la  tristeza de haber ofendido a Dios y hacer el firme propósito de ser mejor en adelante. Hay que hacer un acto de humildad diciendo claramente los pecados como dice en la biblia "Habrá mas alegría en el Cielo por un solo pecador que se convierta, que por noventa y nueve justos que no tengan necesidad de conversión" (Lc.15,7).   

Como es el caso cuando un sacerdote nos absuelve los pecados es el mismo Jesús que vuelve a morir en el calvario para redimirme de todo pecado. Dios ama los corazones arrepentidos él en su infinita misericordia nos regala su perdón como leí en una ocasión: en la vida existen tres confesiones muy importantes; la primera es cuando vamos hacer la primera comunión pero como somos tan jóvenes aun no comprendemos el verdadero significado de la confesión; el segundo es para muchos el día del matrimonio pero hay varios casos las personas están tan ocupadas pensando cómo van hacer la fiesta y lo primordial que es la confesión dejan para el ultimo sin decir los verdaderos pecados graves; el tercero entre los más importantes también esta la hora de la muerte hay varios factores que influyen como la pérdida de memoria.  

Bueno yo voy a contarles un testimonio de vida que a mí me ha sucedido cuando me voy a confesar especialmente con el PADRE RAMITOS que en paz descanse, cuando yo suelo hacer mi examen de conciencia y sé cuales son los pecados que he cometido voy y me confieso con un corazón demasiado arrepentido porque de verdad me duele haber lastimado el corazón del Padre. Por causa de mi maldad hubo una ocasión en que mi corazón estaba muy triste pero deseaba tener el perdón de nuestro amadoPadre recuerdo que con solo ver el rostro del padre Ramitos podía sentir que me despojaba de todas las cargas que cargaba mi corazón en el momento que él me hizo la absolución de los pecados, quede totalmente libre así como recuerdo que me dijo que Dios me amaba demasiado y que él ya se había olvidado de mi culpa pero no que no vuelva a pecar, no tienen idea como mi corazón se lleno de alegría y a su vez me dio un abrazo tan fuerte que mi corazón se derritió de alegría y las lagrimas brotaron sin cesar ya que sentía en su abrazo todo el amor de Dios hacia nosotros y como tiene tanta misericordia y nos perdona sin dudarlo, sin pensarlo dos veces con la condición de que nos quedemos siempre a su lado y no nos alejemos de su presencia. 




domingo, 2 de diciembre de 2012

MARÍA MADRE DE DIOS Y MADRE NUESTRA


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Un día la líder de mi ministerio me dijo: “No te olvides de María Santísima; la Madre de Jesús”, desde ese momento me vinieron una serie de dudas: ¿la conozco en realidad?, ¿la necesito?, ¿qué puede hacer ella por mí?, fueron una serie de preguntas basadas en un interés que había despertado en mí.

En mi acercamiento al catolicismo podía ver la importancia que las personas le daban; al contrario de mí que la había dejado a un lado. Ella comenzó a manifestarse en mi vida de la manera más sencilla, pero que significaba mucho para mi

La primera vez que Dios me concedió la gracia de ser padrino de Primera Comunión, fue de mi querido hermano Javier. Fue curioso, porque esto sucedió en la Iglesia La Merced, en donde nunca había estado, todo pasó mientras salía, empecé a notar que todos los cuadros se referían a Ella, vino a mí una gran emoción, sentí que quería comunicarse conmigo, que quería hacerme saber algo.

Comencé a creer las cosas que me decían de Ella, me interesaba saber más, en una ocasión un sacerdote que predicaba en nuestra iglesia decía: “María es la Más Grande Intercesora, el rosario no es un adorno para que lo tengan colgado en el cuello, es para que lo lleven en la mano y funciona como la mejor de las armas, cada bolita es como una bala que aniquila al enemigo y a las tentaciones”.
En un libro en cambio leí el sueño que había tenido un sacerdote: “Era un duelo de cartas en donde los contendientes eran él y el diablo, y el premio eran todas las almas de las personas del pueblo, al final cuando ya se veía perdido, logra vencer al enemigo por María, el sacerdote le confió a ella el duelo mediante el rosario”.
        
En mi trabajo no podía llevar el rosario en la mano, pero decidí llevar en mi mano derecha un denario, cada vez que me encontraba en problemas, preparaba, apuntaba y disparaba un Ave María al enemigo; había encontrado un arma infalible a la tentación, cosas maravillosas me pasaban, voy a mencionar un par de ellas.
         
En el primer simulador de vuelo que tuve (por bendición de Dios soy piloto), parecía que todo se ponía en mi contra, me notificaron que tenía que asistir a este entrenamiento solo con un par de semanas de anterioridad, me encontraba en un horario en el que no tenía tiempo para prepararme para esto, no había tenido práctica en vuelo en algunos meses, y para empeorar las cosas me habían asignado un compañero para el entrenamiento, quien era el instructor más estricto de todos, sin contar que no sabía a dónde iba a llegar ni donde iba a hospedarme. A pesar de todo, sabía que el Dueño de todo estaba de mi parte, mi Dios. Comenzó todo y antes de realizar cualquier actividad rezaba el rosario, los resultados fueron que me encontré con un amigo en vez de un instructor, todo fue de mucha bendición, tuve tiempo para visitar lugares, e incluso llegué donde una familia que me trató como uno de su familia, cosas maravillosas me pasaban.

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 En otra ocasión recuerdo que era un lunes, llegué a mi trabajo, y al momento me informan que tenía que asistir a una procesión de la Virgen Guadalupana, me sentí muy entusiasmado, y me preguntaba, porqué me habían escogido de entre tantos, luego comprendí que mi Madre Santísima me había elegido, fue la primera vez que asistía a algo como esto, fue grandioso.

Son incontables los momentos compartidos con María, su muestra de amor es cálida, te consiente, te cuida, y cuando tiene que pelear contra el enemigo y las tentaciones lo hace como la más Grande Guerrera de las filas del Ejército de Dios Todopoderoso.
Pude entender porqué es la Madre de Dios y sobre todo Madre nuestra.

Por: Alejandro Valenzuela