lunes, 4 de noviembre de 2013

Beatos Celia Guerin y Luis Martin: Compañeros en nuestro Viaje


por Maureen O’Riordan
Traducido por: Teodolinda Garcia

Maureen O’Riordan, una estudiante de Santa Teresa de Lisieux, vive en Philadelphia, Pennsylvania, U.S.A.  Ella mantiene el sitio Web de "Saint Therese of Lisieux: A Gateway" para que la espiritualidad de Santa Teresa y de sus padres, el Beato Celia Guerin y Louis Martin, más conocido.  Usted puede reproducir este artículo para propósitos no comerciales. Por favor, crédito al autor y añadir un enlace directo a este sitio Web.

      El 13 de julio de 1858, Celia Guerin de 27 años de edad, una fabricante de encajes de Point d´Alencon, y Luis Martin de 35 años de edad, un relojero, se casaron a la medianoche en la Iglesia de Notre -Dame en Alencon al norte de Francia.  Este matrimonio casi no se realiza, ya que Luis había hecho solicitud para ser monje en la Abadía del Gran San Bernardo en Suiza, y Celia había solicitado su admisión en las Hermanas de la Caridad de San Vicente de Paúl en Alencon. El monje superior rechazó a Luis porque no sabía latín, y la supervisora le dijo a Celia que ella no tenía vocación para la vida religiosa.

     Los novios se habían visto por primera vez sólo tres meses antes. Celia estaba cruzando el Puente de San Leonardo en Alencon cuando vio a Luis, y escuchó una voz interna que le decía: “Este es el que tengo preparado para ti”.  La madre de Luis, quien había visto a Celia en la clase de confección de encajes a la
que ambas mujeres asistían, probablemente los presentó. Se enamoraron y se casaron muy pronto. Vivieron por diez meses como hermanos; luego su confesor, quizás instado por Celia, intervino, y empezaron a vivir como esposos.

     Tuvieron nueve hijos, de los cuales cinco sobrevivieron a la edad adulta:

  • María, quien se convirtió en Sor María del Sagrado Corazón en el monasterio Carmelita en Lisieux;
  • Paulina, quien se convirtió en Madre Inés de Jesús en el mismo monasterio;
  •  Leonia, quien se convirtió en Sor Francisca-Teresa en el Convento de la Visitación en Caen;
  • Celina, quien se convirtió en Sor Genoveva de la Santa Faz en el Carmelo de Lisieux;
  • Y la mas pequeña, Teresa, quien en 1888 se unió a sus hermanas en el Carmelo.

     Murió allí en 1897, y, en 1925, se le llamó Santa Teresa (Teresita) del Niño Jesús y de la Santa Faz, una de las santas más populares que la Iglesia ha canonizado.  Mas que 150 años después de su boda, Luis y Celia pueden ser algun dia  canonizados como su hija Teresa.  Ya, en octubre del 2008, el Cardenal Saraiva Martins, antiguo prefecto de la Congregación Sagrada para la Causa de los Santos, presidió sobre las celebraciones en Alencon y Lisieux del 150 aniversario de su boda y el 19 de octubre la celebración
solemne de su Beatificación conjunta en Lisieux.  Son solamente la segunda pareja de haber sido declarados Beatos por la Iglesia  Catolica. El 19 de octubre de 2008 (Domingo de Misiones), fue once años al día que el Papa Juan Pablo II declaró a su hija menor como Doctora de la Iglesia.

     El mundo conoce a Teresa a través de las fotos y estatuas de una joven monja Carmelita con un hábito color café y manto blanco, llevando un crucifijo repleto de rosas. Pero Teresa no saltó del cielo como una santa completa. Como todos los santos, ella vino de una familia real, Aunque su familia era Católica devota, tenía, como las nuestras, sus retos, fracasos, y luchas.

     Luis y Celia son sólo los segundos esposos en la historia en ser declarados “beatos” como pareja. ¿Por qué Dios ha inspirado que ellos sean modelo para las familias de hoy?  ¿Qué podemos aprender de ellos? ¿Cómo nos pueden acompañar ellos en nuestro propio peregrinaje?

Completamente comprometidos en la Vida sobre la Tierra, 
pero orientados al Cielo

     Tanto Celia como Luis trabajaron muy duro. Ella fabricaba encajes de d Álencon, él era relojero. El negocio de Celia fue tan exitoso que Luis eventualmente vendió su taller-tienda para poder así encargarse de la organización del comercio de encajes de Celia, pero este éxito exigió un precio. De lo mucho que ella trabajaba, Celia escribió:

“Mi pobre María también siente esta situación muchísimo. Ella no tiene buenas palabras para el encaje d´Alencon. Ella repite que prefiere vivir en un ático que ganarse la vida como me cuesta a mí. Admito que ella no está equivocada. Si yo estuviera libre y sola, y si tuviera que pasar por todo lo que he sufrido en los últimos veinticuatro años, preferiría morir de hambre; ¡sólo pensarlo me da escalofríos! ¡Frecuentemente me digo a mi misma que si he soportado la mitad de todo eso para ganar el cielo, yo sería una santa canonizable! También pienso en mi hermano (un farmacéutico), y si él está pasando por las mismas dificultades que yo, lo compadezco con todo mi corazón, ya que yo sé sobre esto de la escuela de los golpes duros.”1

     La pareja tuvo nueve hijos y crió a cinco de ellos hasta la edad adulta. Ellos estaban completamente ocupados en la vida de negocios, social, familiar y eclesial. A la vez estaban constantemente orientados hacia la eternidad. Luis frecuentemente repetía ¡Ah, la Patria..., la Patria...! ¡Es bella, la Patria!” Las hijas de Celia recordaban con la frecuencia que ella decía ¡Ah, la Patria! ¡La Patria! ¡El Cielo…..!2 

     Incluso en los conflictos de la vida cotidiana ellos se dirigían al cielo. Cuando un vecino los demandó sobre una disputa en la cual hasta el juez encontró a los Martins sin culpa, Celia le escribió a su hija Paulina: “Debemos aceptar las contradicciones pacientemente, ya que debemos sufrir en este mundo. Si aunque se nos permitiera evitar un poco de Purgatorio, debemos bendecir a M.M. en el próximo mundo por hacernos pasar algo de él en esta vida. Pero prefiero que sea él el que nos haga este mal, en vez de que nosotros tengamos que reprocharnos el haberle causado un cuarto de las molestias.”3

Abrumados con las Responsabilidades, pero Fieles a la Oración

     Aunque Luis y Celia estaban constantemente presionados por el tiempo, cada uno era fiel a la vida contemplativa, la vida de oración en familia, y la vida litúrgica de la Iglesia, ellos crearon una familia igualmente fiel. Los esposos mantenían un horario exigente. Sin embargo todas las mañanas asistían a la Misa de las 5:30, diciendo que era la única a la cual las personas pobres y trabajadoras podían asistir. Cuando los vecinos escuchaban su puerta cerrar cuando iban para la iglesia, decían “Ah, sólo es la pareja santa Martin que va para la iglesia; podemos darnos la vuelta y dormir un poco más”. Cada mañana y cada noche rezaban en familia; observaban el domingo y las fiestas de la Iglesia atentamente. Luis era un líder en la adoración nocturna de la Eucaristía. Celia, siempre la última en ir a la cama, muchas veces estaba despierta hasta casi la medianoche. Había muchas exigencias de su tiempo, pero ellos lo daban generosamente para servir a Dios y al prójimo.

Amándonos uno al otro y a Nuestros Hijos,
mas Honrando La Vida del Alma por Encima de Todo

     Luis y Celia se amaban mucho, uno al otro. En octubre de 1863, en viaje de negocios, Luis le escribió a Celia: “Mi querida, no puedo regresar a Alencon antes del lunes; el tiempo me parece muy largo, ya que quiero estar tanto contigo…. Te abrazo con todo mi corazón, mientras espero la dicha de estar contigo nuevamente…. Tu esposo y verdadero amigo quien te ama siempre”.4   En agosto de 1873, cuando Celia se llevó a las niñas a Lisieux para ver a sus parientes, ella le escribió a él: “Estoy contigo todo el día en espíritu, y me digo a mi misma; ´Ahora él está haciendo tal y tal cosa.´ Anhelo estar contigo, Luis querido. Te amo con todo mi corazón, y siento doblado mi afecto estando privada de tu compañía. No podría vivir separada de ti.”

     Ellos también amaban profundamente a sus hijos. Unas semanas antes del nacimiento de Teresa, Celia le escribió a su cuñada: “! Amo a los niños con locura; nací para tenerlos….Pero pronto será el momento en que todo esto acabe….! Estoy en una edad donde debería ser abuela!”5 El 4 de marzo de 1877, Celia le escribió a su hija Paulina:

“Cuando tuvimos a nuestros hijos, nuestras ideas cambiaron un tanto. De ahí en adelante vivimos sólo para ellos. Ellos hicieron toda nuestra alegría, y no la habríamos encontrado excepto en ellos. Ya nada nos cuesta; el mundo ya no era una carga. En lo que a mí respecta, mis hijos fueron mi gran compensación, por tal quise tener muchos para criarlos para el  Cielo.”6

     Las cartas de Celia están llenas de descripciones de buenos momentos en casa, con castañas, pasteles, frituras en las fiestas; visitas a los parientes; y las satisfacciones de las niñas de sus regalos de Año Nuevo.  En el medio de la vida en familia, sin embargo, los padres formaron a cada hija desde la niñez cuidadosamente en la vida espiritual. Estudiaron a cada niña como individuo, nutrieron su confianza en ellos, y la estimularon para que le dieran a Dios una mano libre en su vida. Sobre su decisión de permitirle a María de ir a un retiro al Convento de la Visitación donde había sido educada, Celia escribió, “Tuve una buena razón para desear que María fuera al retiro. Es cierto que es un gasto, pero el dinero es nada cuando se pone a la santificación del alma; y el año pasado María regresó completamente cambiada.”7

     Luis tenía un respeto profundo por las vidas espirituales de sus hijas y reverentemente apoyaba a cada una en realizar su vocación.

Amando a toda su Familia

     Devotos uno del otro y de sus hijos, Celia y Luis amorosamente extendían su apoyo a toda su familia. Por muchos años ellos compartieron la casa con los padres de Luis.  Cuando el papá de Celia no podía encontrar una buena ama de casa, ella le dio la bienvenida a su casa, y le escribió a su hermano “No encontrarás a uno en cien tan bueno como lo es mi esposo con su suegro.”8  Cuando su padre murió, Celia le escribió a su cuñada: “Si sólo supieras, mi querida hermana, !cuanto yo quería a mi padre!  El siempre estaba conmigo; yo nunca lo dejé, él me dio toda la ayuda que pudo.”9  La pareja era muy unida a la hermana de Celia, María Luisa, una monja de la Visitación en Caen, y enviaron a sus tres hijas mayores a la escuela en su convento.  Ellos frecuentemente le escribían y visitaban al hermano de Celia, Isidoro Guerin, y a su esposa, Celina, quienes vivían en Lisieux.  Después de la muerte de Celia, Luis se mudó a Lisieux con sus cinco hijas para darles a ellas el beneficio de la influencia de su tía, tío, y primos.

Confiando en Dios en la Cara de las Penas

     Sufriendo aflicciones durante muchas pruebas, Luis y Celia continuaron confiando en el amor personal de Dios hacia ellos y hacia sus hijos.  En seis años perdieron cuatro hijos, tres bebés y una niña pequeña, María Elena, de cinco años.  A su cuñada, cuyo bebé recién había muerto, Celia escribió:

 Su querido pequeño niño está con Dios; él los está observando y amando, y un día ustedes lo poseerán nuevamente.  Esta es una gran consolación que yo misma he experimentado, y que aún siento.  Cuando tuve que cerrar los ojos de mis queridos hijos y enterrarlos, sentí gran pena, pero siempre estuve resignada a ello.  No lamenté los dolores y penas que sufrí por ellos.  Muchas personas me dijeron:  Hubiera sido mejor para ti si no los hubieras tenido´. Yo no podía soportar esa manera de hablar.  No pienso que las penas y molestias que yo soporté podrían ser comparadas con la eterna felicidad de mis hijos con Dios.  Además, ellos no están perdidos para siempre; la vida es corta y llena de cruces, y los encontraremos nuevamente en el Cielo.”10

Amando a Cristo en el pobre, y causando caridad y justicia

     Mientras que mantenían a una familia numerosa, Celia y Luis daban generosamente su energía y dinero a los pobres, a la Iglesia, y a las causas de caridad y de justicia en su sociedad.  Luis era miembro de la Conferencia de San Vicente de Paúl, y también se interesaba en las personas pobres a su alrededor.  Cuando él salía, siempre cargaba monedas sueltas para darle limosna a aquellos que se lo pedían.  Si se encontraba con un borracho en la calle, le ayudaba llegar a casa.  En la estación de trenes, encontrándose con un pobre epiléptico que no tenía dinero para su pasaje, le dio una porción del dinero, recogió el resto de las otras personas, y lo sentó en su puesto.  Cuando Luis y Celia se encontraron con un hombre sin casa en la orilla de la calle, se lo llevaron a su casa, le dieron una buena comida, y le encontraron mejores ropas y botas. Luego, Luis se esforzó mucho para encontrarle sitio en el hogar dirigido por Las Pequeñas Hermanas de los Pobres.

     Celia cuidaba bien a sus sirvientas, asistiéndolas ella misma cuando estaban enfermas. Ella no quería enviarlas al hospital o darles esa carga a sus familias.  Por tres semanas ella cuidó a su criada, Luisa Marais, día y noche.  Ella era amable con las quince mujeres que trabajaban haciendo los encajes, visitándolas los domingos después de las Vísperas y asegurándose que no les hacía falta nada.  Cuando ella se dio cuenta que dos mujeres que pretendían ser monjas estaban abusando de una pobre niña que ellas habían recogido, ellas las llevó a la justicia.  La hermana de Teresa, Celina, testificó que ella frecuentemente veía a personas pobres entrar a su casa para obtener dinero y comida de parte de Celia, quien muchas veces lloraba al escuchar sus historias de sufrimiento.11  Ambos tenían un gran respeto por los pobres, en los cuales Jesús todavía sufre la pobreza hoy día.  Después que Luis había traído a un pobre hombre de la iglesia a casa y de haberle dado de comer, él le pidió a Celina y a Teresa que se arrodillaran para recibir la bendición del hombre pobre.

Entregarnos Completamente a Dios

     Después de llevar vidas heroicas, Luis y Celia se entregaron a sí mismos a largas y dolorosas enfermedades y, en el caso de Celia, a una muerte prematura. Ella murió de cáncer de mama a los cuarenta y seis años, cuando Teresa, su hija menor, tenía sólo cuatro años. Después del diagnóstico, ella escribió “Dejémoslo en las manos del Señor”. El sabe mejor que nosotros lo que es para nuestro bien. Él es quien hiere y quien sana. Iré a Lourdes en el primer peregrinaje, y espero que la Bienaventurada Virgen me cure si eso fuera necesario.”12 Cuando no fue curada en Lourdes, ella mantuvo su fe.  Sobre su regreso a Luis, quien había estado esperando en Lisieux noticias de una curación, ella escribió: “El no estaba un poco sorprendido de verme regresar alegre, como si hubiera obtenido el milagro esperado.  Le dio un coraje renovado, y toda la casa estaba llena de alegría.”13 No lejos de su muerte Celia escribió pidiendo oraciones “si no por una cura, entonces por la perfecta resignación a la voluntad de Dios.”14  El milagro que ella había esperado en la fiesta de la Asunción no sucedió.  El día siguiente, doce días antes de su muerte, ella terminó su última carta, a su hermano, con estas palabras: “Obviamente, la Bienaventurada Virgen no me quiere curar.15…. ¿Qué tendrías tú? Si la Bienaventurada Virgen no me ha curado, es porque mi tiempo ha llegado, y Dios quiere que yo descanse en otro lugar que no sea en esta tierra.”16

     Posteriormente Luis se enfermó de demencia, y fue recluido en un asilo mental, el Bon Sauveur en Caen, por tres años. El “santo patriarca” se convirtió en el paciente número 14449.17 El aceptó esta prueba generosamente y regresó muchos pacientes a Dios.  El 27 de febrero de 1889, Celina escribió:

La Hermana le dijo a él que le estaba prestando un gran servicio regresándole los pacientes separados a Dios. ´Usted es un apóstol, ´ le dijo. ´Eso es cierto’, contestó querido pequeño Padre, !´pero preferiría ser un apóstol en otro sitio; sin embargo, ya que es esa la voluntad de Dios! Yo pienso que es para romper mi orgullo.´”18

La Hermana Costard, quien cuidaba a Luis, escribió: “El es realmente admirable; no solamente no se queja, pero le parece que todo lo que le damos es perfecto.”19  Cuando su familia y amigos hicieron una novena para que estuviera lo suficientemente bien para regresar a Lisieux, él dijo, “ No, no deben pedir eso, solamente que se haga la voluntad de Dios.”20  En 1892 estaba lo suficientemente bien para regresar a Lisieux, donde Celina y los Guerins lo cuidaron devotamente.  El dijo, “ ¡En el cielo, les devolveré todo esto!”21  Al conocer de su muerte, el Padre Almire Pichon, un Jesuita que entonces  trabajaba en Canadá y, amigo cercano de la familia Martin, le escribió proféticamente a las hijas de Luis: “Jesús … se los lleva de ustedes sólo para beatificarlo.”22

     Dios ha llamado a la Iglesia para declarar a estos valientes esposos “beatos” no para su gloria sino para estimularnos, en nuestras circunstancias, para imitar su fidelidad en amar y servir al Señor y al prójimo, su amor por el pobre, su compromiso a la oración, y su abandono incomparable. Ojalá no solamente los admiremos sino que también recibamos la gracia que en nosotros, como en ellos, el deseo de Jesucristo sea mayor y cada vez más intenso que cualquier otro deseo.

 

Notas al pie

 1 Ver The Mother of te Little Fólder- La Madre de la Pequeña Flor, por Celina Martín. (Rockford, Illinois:Tan Books and Publishers, Inc, 2005), pp. 31-32.

Letters of St. Therese of Lisieux Cartas de Santa Teresa de Lisieux, Vol. I, tr. John Clarke, O.C.D.(Washington: ICS Publications, 1982), p. 515. pie de página 3 a Carta 79.

3 Cita en Louis and Zelie Martin: The Seed and the Root of the Little Flower (La Semilla y la Raíz de la
Pequeña Flor )
 by Rev. Paulinus Redmond (London, Quiller Press, 1995), p. 139.

4 Ibíd., p. 123

Cartas, Vol. I, op.cit., p.104.

6 Citado en Redmond, op. Cit., p. 38.

7 Citado en “Louis and Zelie Martin”, ( Luis y Celia Martin)," un boletín espiritual de noticias publicado por la Abadía de San José de Clairval y visible en línea en http://www.clairval.com/lettres/en/2000/03/19/220300.htm

8 Citado en Redmond, op.cit., p. 57.

9 Cita en Therese of Lisieux: God´s Gentle Warrior, por Thomas R. Nevin (New York: Oxford University Press, 2006), p. 89, septiembre 7, 1868.

10 Citado en Redmond, op. cit., pp.98-99.

11 The Mother of the Little Flower, (La Madre de la Pequeña Flor), op.cit., p. 69.

12 Citado en Redmond, op. cit.. p. 141.

13 Cita en Zelie Martin, Mother of St. Therese, (Celia Martin, Madre de Santa Teresa), por Barbara Foley
(Boston, Daughters of St. Paul, 1960). pp. 44-45.

14 Correspondance familiale 1863-1885, Celia y Luis Martin (Paris: Editions du Cerf, 2004), CF 214 bis, p. 367.

15 Nevin, op. cit., p.72.

16 Redmond, op. cit., p. 2.

17 “Louis et Zelie Martin: Un marriage d´amour,” por Guy Gaucher , O.C.D., en Feu et Lumiére, no. 230,
Julio/agosto 2004.  thereseoflisieux.org, septiembre 2008

18 Letters, (Cartas) Vol. I, op. cit., pp. 535-36.

19 Letters, (Cartas) Vol. I, op. cit., pp. 575-76, nota 4.

20 Redmond, op .cit. p. 259.

21 Letters of St. Therese, Vol. II, tr. John Clarke, O.C.D. (Washington, DC: ICS Publications, 1988), pp. 750-51, LD, mayo 10, 1892, nota 2.

22 Ibíd., pp. 876-77.


domingo, 17 de marzo de 2013

Entrevista del Cardenal Bergoglio, hoy Papa Francisco, para la cadena EWTN


REDACCIÓN CENTRAL, 16 Mar. 13 / 01:48 pm (ACI/EWTN Noticias).- En una entrevista exclusiva para Eternal World Television Network, EWTN, la cadena de radio y televisión católica más grande del mundo, el entonces Cardenal Jorge Mario Bergoglio, hoy Papa Francisco, compartió algunas reflexiones sobre el Año de la Fe, convocado por Benedicto XVI, la Iglesia en América Latina y las virtudes teologales: la fe, la esperanza y la caridad.

A continuación, sus declaraciones organizadas en cuatro bloques temáticos.

El Papa Benedicto XVI convocó a la Iglesia a vivir el Año de la Fe

Cardenal Bergoglio / Papa Francisco: Bueno, cómo se le ocurrió (a Benedicto XVI) no le puedo decir. Él habrá sentido algo que lo tenía que hacer, seguramente una inspiración del Espíritu Santo, porque ya Pablo VI en un momento lo había hecho -otro Año de la Fe- y fue una época muy tumultuosa.

Pablo VI dijo aquella frase: “el humo de Satanás ha entrado en la iglesia” una época muy difícil y él, en ese Año de la Fe, redactó ese bellísimo Credo del Pueblo de Dios.
Pienso que estos tiempos no son más tranquilos que aquellos, ¿no?

Y también hay otra pista que podemos seguir, el Papa suele hablar de actitudes que en el fondo son idolátricas, como el relativismo, el narcisismo, el consumismo, son cosas totalmente alejadas de lo que es la adoración al verdadero Dios; por lo tanto son actitudes idolátricas, ¿no?

Y en la sociedad actual se instalan continuamente nuevos ídolos llevados en el carro del consumismo, ¿no es cierto? Entonces la gente se engancha allí.
Verdaderamente hay una necesidad muy grande de renovar la fe, de rezar el Credo con el corazón, de decir “creo en Jesús”.

El Papa de alguna manera nos dice lo que Pablo le decía a Timoteo: “Acuérdate de Jesucristo”. O sea, con este año “Acuérdate de Jesucristo”. Renovar la fe, revitalizarla. La respuesta a toda esta idolatría reinante solamente la da Jesús, y desde la cruz que es desde donde Él reina. Negamos la cruz de Jesús y negamos a Jesús.

Un dato interesante de este paganismo; es un paganismo gnóstico, ¿no es cierto? “Sí, creo en Dios pero es un dios… un dios así diluido, casi un panteísmo, pero un dato interesante de esto es la estadística de los gastos de cosas no necesarias en el orden mundial. El gasto de cosas necesarias, alimentos, medicina, no, eso dejémoslo de lado.

De las cosas que no son necesarias, de cosas superfluas, el primer tope lo tiene las mascotas. Se gasta en mascotas en el primer nivel de gastos superfluos. Se idolatra la mascota, está la idolatría de comprar, alquilar, tener un afecto que yo doy como quiero, donde quiero, sin la libertad de la respuesta, ¿verdad?

Es toda una caricatura del amor; y el segundo puesto lo lleva la cosmetología. Cosméticos. En el orden mundial, no me acuerdo la cifras pero son millones y millones, miles de millones que se gastan en estas dos cosas. Mientras tanto el Papa está hablando de los chicos que se mueren de hambre en continentes en vías de desarrollo, África, Asia, América.

Primero las mascotas, después si sobra algo le tiramos a los chicos… y está hablando de la belleza del espíritu, de la belleza del corazón que no tiene nada que ver con la belleza artificial del cosmético. Nos disfrazamos, la belleza, cuando nos tenemos la belleza de Dios.

Fe, Esperanza y Caridad

Partamos de esto. Las virtudes teologales son regalo puro, don puro, gracia pura, que te la dan en el bautismo y te sella el alma con esas tres virtudes. O sea vienen con la inhabitación de la Trinidad a tu corazón, pero nadie las puede ni comprar ni conseguir por su esfuerzo; son regalo puro de Dios.

Evidentemente cuando nos metemos en un camino más de suficiencia o más pelagiano el regalo pasa a segundo lugar y entonces se debilita la fe, se debilita la caridad, se debilita la esperanza. Entonces lo más importante es lo que yo hago.

Y acá recuerdo un midrash de un rabino del siglo XII, más o menos de la época de Santo Tomás, o siglo XIII, por ahí. Él, hablando de la torre de Babel explicaba como los hombres, en ese afán de progresar empezaron bien pero terminaron mal, y dónde estuvo la falla.

Para construir la torre tenían que hacer los ladrillos; para hacer los ladrillos tenían que ir a buscar la paja, hacer el barro, amasarlo, cocinarlo y entonces un ladrillo valía mucho, era el fruto de un esfuerzo muy grande.

Entonces cuando subiendo se caía un ladrillo y se rompía era una tragedia porque se perdía mucho, mucho, de lo se había invertido. Se caía un hombre y no había problema, se suplía con otro esclavo.

Cuando nosotros buscamos con esta actitud de este tipo suficiente o pelagiana de edificarnos nosotros, las referencias de fe, de esperanza, y de caridad, y no recibir ese don que se nos da, terminamos despreciando la imagen de Dios que es el hombre, creado a imagen y semejanza. Eso como línea general.

Respecto a la primacía de la caridad, evidentemente la fe, una vez que uno contempla desaparece, por eso desaparece en San Pablo. Y la esperanza es pegar esa ancla, una vez que uno llega a la orilla saca el ancla y ya está, no tiene necesidad. En cambio la caridad es la consumación total de ese germen puesto en el Bautismo, y por eso permanece.

América Latina, la gran reserva espiritual de la Iglesia

Evidentemente que nuestros pueblos tienen una gran reserva, una reserva cultural y una reserva espiritual. Una reserva que la podemos poner en algunas imágenes que son general de todos los pueblos de América Latina.

Las imágenes de Nuestra Señora, la Madre, la que nos trae a Jesús. La que nos da calor de hogar en la Iglesia, figura de la Iglesia; y el Cristo Crucificado que a veces es el Cristo alrededor de la cruz como es el Señor de la Paciencia, después de ser azotado y coronado de espinas; o el Señor yacente, muerto, pero son como dos figuras muy de nuestros pueblos, además de todas las devociones de santos que tiene.

Pero la reserva está en esa referencia a que Dios es venido en carne y sufrió por nosotros, esas son esas dos imágenes. Es venido en carne porque lo trae la Madre, que es Madre de todos nosotros y muere por nosotros para darnos la vida.

Esa referencia es una reserva en nuestros pueblos que los lleva a ir adelante y da pie a esas virtudes de la solidaridad, la ayuda, la comprensión y todas esas cosas.

Todavía eso no ha sido destruido, evidentemente que toda esta cultura que se propone, incluso que se propone en los centros de estudios también y que se propone también como conducta social, está erosionando, o tiende a erosionar esto.

Pero pienso que esa piedad popular en el hondo sentido de la palabra, como la denominaba Pablo VI en Evangelii Nuntiandi, o Aparecida en su documento.

Esa piedad popular tiene esa raigambre de fe muy grande todavía es muy fuerte, y yo apuesto a la fe de nuestros pueblos como que el Señor nos dará la gracia a través de estas prácticas de piedad y de esta obediencia al Cristo que murió por nosotros, y esa veneración a la Madre, poder salvarnos de esta corriente, de ese relativismo que todo es igual.

Una pregunta para todos los católicos del mundo

Dejaría una pregunta: ¿cómo rezas? Sí padre yo rezo, yo le pido a Dios, le doy gracias a Dios, a Jesús, pido ayuda. ¿Nada más? ¿Solamente pedir y dar gracias?

Te pregunto sobre dos modos de oración: ¿Alabas a Dios? ¿das alabanza a Dios porque es tan grande, como lo hacemos en la Misa, en el Sanctus de la Misa? ¿Pero eso con tu corazón lo haces cuando te pones con la presencia de Dios?

Te hago otra pregunta : ¿Adoras a Dios? ¿Te anonadas frente a ese Dios grande y los adoras porque es el único Dios? Para fortalecer la fe que tu oración además de ser pedigüeña, porque ¡hay que ser muy pedigüeño eh!

El católico es muy pedigüeño. Además de ser pedigüeña, y de ser agradecida, que tu oración sea alabadora y adoradora de Dios.

Si no adoras a Dios tienes un sustituto. Cualquiera. No se cuál será… una mascota, un cosmético, no sé.


texto completohttp://www.aciprensa.com/noticias/entrevista-exclusiva-del-cardenal-bergoglio-hoy-papa-francisco-con-ewtn-89570/

Biografía del Papa Francisco



Nacimiento: Nació en Buenos Aires el 17 de diciembre de 1936.
Educación: Estudió y se diplomó como técnico químico, pero al decidirse por el sacerdocio ingresó en el seminario de Villa Devoto. El 11 de marzo de 1958 pasó al noviciado de la Compañía de Jesús, estudió humanidades en Chile, y en 1960, de regreso a Buenos Aires, obtuvo la licenciatura en Filosofía en el Colegio Máximo San José, en la localidad de San Miguel. Entre 1964 y 1965 fue profesor de Literatura y Psicología en el Colegio de la Inmaculada de Santa Fe, y en 1966 dictó iguales materias en el Colegio del Salvador de Buenos Aires. De 1967 a 1970 cursó Teología en el Colegio Máximo de San Miguel, cuya licenciatura obtuvo.
Sacerdocio: El 13 de diciembre de 1969 fue ordenado sacerdote. En 1971 hizo la tercera probación en Alcalá de Henares (España), y el 22 de abril de 1973, su profesión perpetua. Fue maestro de novicios en la residencia Villa Barilari, de San Miguel (años 1972/73), profesor en la Facultad de Teología y Consultor de la Provincia y Rector del Colegio Máximo.
El 31 de julio de 1973 fue elegido provincial de la Argentina, cargo que ejerció durante seis años. Estuvo en Alemania, y al volver la superioridad lo destinó al Colegio del Salvador, de donde pasó a la iglesia de la Compañía, de la ciudad de Córdoba, como director espiritual y confesor. Entre 1980 y 1986 fue Rector del Colegio Máximo de San Miguel y de las Facultades de Filosofía y Teología de la misma Casa.
Episcopado: El 20 de mayo de 1992, Juan Pablo II lo designó Obispo Titular de Auca y Auxiliar de Buenos Aires. El 27 de junio del mismo año recibió en la Catedral primada la ordenación episcopal, y fue promovido a Arzobispo Coadjutor de Buenos Aires el 3 de junio de 1997. Fue Arzobispo de Buenos Aires  desde el 28 de febrero de 1998, cuando se convirtió en el primer jesuita que llegó a ser primado de la Argentina. Sucedió en el cargo al Cardenal Antonio Quarracino.
Es Ordinario para los fieles de rito oriental residentes en la Argentina y que no cuentan con Ordinario de su propio rito. En la Conferencia Episcopal Argentina ha sido vicepresidente (2002-2005); y como miembro de la Comisión Ejecutiva ha sido miembro de la Comisión Permanente representando a la Provincia Eclesiástica de Buenos Aires. Ha integrado, además, las comisiones episcopales de Educación Católica y de la Universidad Católica Argentina, de la que es Gran Canciller.
Cardenalato: Creado Cardenal presbítero el 21 de febrero del 2001; recibió la birreta roja y el título de San Roberto Belarmino. Asistió como Relator General Adjunto a la X Asamblea Ordinaria del Sínodo de Obispos, Ciudad del Vaticano realizado del 30 de setiembre al 27 de octubre de 2001. En la Santa Sede, forma parte de la Congregación para el Culto Divino y la disciplina de los Sacramentos, la Congregación para el Clero, la Congregación para los Institutos de Vida Consagrada y las Sociedades de Vida Apostólica. Asimismo, integra el Pontificio Consejo para la Familia, la Comisión para América Latina (CAL) y el Consejo Ordinario de la Secretaría General para el Sínodo de los Obispos. Participó en el cónclave del 18 y 19 de abril de 2005. Asistió a la XI Asamblea General Ordinaria del Sínodo de los Obispos, Ciudad del Vaticano, 2 al 23 de octubre de 2005. Miembro del consejo post-sinodal de la XI Asamblea General Ordinaria del Sínodo de los Obispos. El 9 de noviembre de 2005 fue electo Presidente de la Conferencia Episcopal Argentina, para el trienio 2005-2008.
En la Santa Sede es miembro de la Congregación para el Culto Divino y la disciplina de los Sacramentos; de la Congregación para el Clero; de la Congregación para los Institutos de Vida Consagrada y de las Sociedades de Vida Apostólica; y del Pontificio Consejo para la Familia.
Información adicional: El Cardenal Bergoglio es uno de los cinco hijos de un matrimonio italiano de clase media formado por Mario, empleado ferroviario, y Regina Sívori, ama de casa. Entre sus escritos figuran Meditaciones para religiosos (1982), Reflexiones sobre la vida apostólica (1986), Reflexiones de esperanza (1992).
El 13 de marzo de 2013, los 115 cardenales electores reunidos en Cónclave, lo eligieron como el 266 Pontífice de la Iglesia Católica. Ha tomado el nombre de Papa Francisco y sucede al Papa Benedicto XVI.

2013 Año de la Fe: Testimonio del Tom Monaghan millonario fundador de Domino’s Pizza

<<EL CATÓLICO QUE VENDIO TODO, HIZO VOTOS DE POBREZA POR SEGUIR A JESÚS”


¿Imposible? Católico Tom Monaghan, fundador de Dominos Pizza vende todo y hace votos de pobreza...
Autor: Angelique Ruhi-López | Fuente: La Voz Católica

De empresario a filántropo Thomas Monaghan, creador de Domino’s Pizza y de Ave Maria University, revela los secretos de su éxito. Thomas Monaghan saluda a miembros de la Agrupación Católica Universitaria (ACU) después de su charla, el 28 de noviembre. Monaghan habló de la importancia de integrar su fe católica dentro del negocio.

Cuando Thomas Monaghan era niño, quería realizar tres cosas en su vida: jugar en el campo corto (short stop) de los Tigres de Detroit, ser sacerdote y ser arquitecto. Aunque nunca realizó ninguno de estos sueños, el fundador de la cadena de pizzerías Domino’s Pizza, ha podido integrar en su vida elementos de cada una de estas vocaciones.

“Hiciera lo que hiciera, sabía que tenía cinco prioridades en la vida: la salud física, la salud mental, lo social, lo espiritual y lo financiero. Pero lo más importante era ser un buen católico. Ésta es mi primera prioridad. No puedo transigir en esto”, dijo Monaghan el 28 de noviembre, durante el primer seminario de una serie de conferencistas distinguidos en la Agrupación Católica Universitaria (ACU), de Miami.

La cantante católica Cristy Arias cantó el Ave María durante la oración final, al terminar el primer seminario de una serie de conferencistas distinguidos en la ACU. Ave Maria es el nombre de la universidad y ciudad fundadas por Monaghan.

Después que su padre falleció, cuando Monaghan tenía cuatro años, él y su hermano estuvieron bajo cuidado tutelar hasta que llegaron al St. Joseph Home for Children, un orfanato y escuela.

“Mi padre fue mi héroe y mi persona favorita en el mundo”, indicó Monaghan. “Pero le debo mi fe a una de las Hermanas del orfanato. Cuando dije que quería ser short stop, sacerdote y arquitecto, los otros niños se rieron, pero ella nunca me dijo que no podría lograrlo. Lo único que me dijo fue: ‘Tommy, debes ser un niño bueno’. Ella fue una inspiración, y esto se quedó conmigo”, señaló.

Monaghan nunca se distinguió en el colegio. Según él, se graduó en el último lugar entre 44 estudiantes de bachillerato, y si logró graduarse fue sólo porque obtuvo buenas notas en el seminario durante el 10º grado. Comenzó en Ferris State University, en Michigan, y después de un semestre, se inscribió en la Universidad de Michigan, pero no pudo pagar las clases. En 1956, Monaghan viajó haciendo autostop hasta Chicago, pero, como no encontró trabajo, se enroló en la Marina para poder estudiar en la universidad gratuitamente.

“Es lo mejor que me ha pasado. Yo atribuyo mi éxito en los negocios a los Marine Corps”, señaló Monaghan.

Al concluir su servicio militar en 1959, Monaghan regresó a la universidad para estudiar arquitectura, pero sólo permaneció por tres semanas, porque carecía del dinero necesario para comprar sus libros.

Su hermano, que trabajaba de cartero en Ann Arbor, Michigan, le ofreció la oportunidad de ser su socio en una pizzería pequeña llamada Dominick’s Pizza. En 1960, pidieron $900 prestados a un banco y abrieron la pizzería.

“No teníamos ninguna idea de lo que estábamos haciendo. Mi hermano volvió a ser cartero y me dejó solo en el negocio. Cuando yo cerraba el restaurante cada noche, todavía tenía que pagar las cuentas, hacer la masa de la pizza y preparar el queso. Fue así como aprendí a hacer las pizzas más rápidas del mundo”, explicó Monaghan.



Al principio, Monaghan también tenía que ocuparse de entregar las pizzas a domicilio, y al responder a un encargo hecho desde la residencia de estudiantes de la universidad de Ypsilanti, Michigan, conoció a la joven con la que hoy lleva 45 años de casado.

Aunque confrontó numerosos problemas financieros durante muchos años en el negocio de las pizzas, Monaghan empezó a crear franquicias con el nuevo nombre de Domino’s Pizza, firma que hoy cuenta con más de 8,000 restaurantes en más de 60 países.

“La regla de oro de Domino’s es tratar a los demás como tú deseas ser tratado. En 38 años de negocio, nunca he tratado a nadie injustamente. Siempre me pareció mucho mejor que la gente se aproveche de mí, a que yo me aproveche de la gente”, afirmó Monaghan.

Aunque nunca llegó a ser short stop, entre los otros logros de Monaghan se cuenta la compra de su equipo favorito, los Tigres de Detroit, por $54 millones, en 1983. Un año después los Tigres ganaron la Serie Mundial. Monaghan fue dueño del equipo durante 9 años. También escribió su autobiografía, Pizza Tiger, en 1986, y actualmente se encuentra escribiendo otra autobiografía, “más espiritual que la primera”.

Pero, para Monaghan, sus mejores éxitos son los que ha logrado después que vendió Domino’s en 1998 y se convirtió en filántropo, donando su dinero a la Iglesia Católica y a ministerios pro-vida, tales como la construcción de una misión en Honduras hace más de 25 años, y la construcción de una nueva catedral en Managua, Nicaragua, para reemplazar el templo que fue destruido por un devastador terremoto. Monaghan, además, ha creado la Fundación Ave María para trabajar en la educación y los medios de educación católicos, junto con otros proyectos comunitarios y de caridad.

También fundó Legatus, una organización de líderes empresariales y gerentes católicos, para promover los valores de la Iglesia dentro de la sociedad.

Actualmente, Monaghan está llevando a la realidad su sueño de crear una nueva universidad católica, Ave Maria University, en Naples, Florida, junto con una gran iglesia y una ciudad con la universidad como centro, un proyecto en el que se expresa su amor por la arquitectura. La universidad también tiene recintos en Michigan y en Nicaragua. Sin embargo, Monaghan ha recibido algunas críticas por crear una nueva universidad católica, cuando ya existen muchas en el país, y también por la creación de la ciudad de Ave Maria, donde, según el concepto de Monaghan, ninguna farmacia puede vender anticonceptivos.
“¿Por qué construir esta universidad, con el dinero y el tiempo limitados que me quedan?”, se cuestionó el hoy padre y abuelo, de 69 años de edad. “Me pregunto: ¿Qué es lo más valioso que puedo hacer con lo que Dios me ha dado? Decidí que lo más importante que los católicos pueden hacer con su dinero, es ayudar a otros a llegar al paraíso, no importa de dónde sean – de África, Honduras, Nicaragua o Naples”, respondió, agregando: “Lo más importante que uno puede hacer es obtener una educación. Es lo que el mundo más necesita. Esto es importante; por eso estoy dedicando mi vida a esto”.

Manny García-Tuñón, vicepresidente de ventas y mercadeo de Lemartec Engineering and Construction Corporation, se sintió conmovido por la charla de Monaghan.

“Fue una inspiración ver a alguien tan firme en su fe católica”, expresó García-Tuñón. Monaghan, “está elevando el estándar más que muchas organizaciones y diócesis católicas. Me ha dado una tremenda inspiración para vivir mi fe católica dentro de mi profesión”.

-AVE MARÍA: LA CIUDAD CATÓLICA-



 


Autor: Carlos Padilla, L.C. | Fuente: www.buenas-noticias.org


En estos tiempos como en los de San Agustín, «si dices basta, has perecido». Cuando Thomas Monaghan tiene un proyecto en mente, nada lo detiene. El dueño multimillonario de Domino´s Pizza, no está bromeando, es un hombre de palabra y determinación. Tom, ferviente y activo católico, emprende la construcción de la ciudad católica Ave María en la que trabaja desde hace cinco años.

Serán en total 400 millones de dólares los invertidos en la primera ciudad católica del mundo. Situada al suroeste de Florida (EE.UU.), ofrecerá los servicios de seguridad, atención médica y legal, gracias al apoyo de los condados vecinos (Collier Country, Immokalee, Naples Community) quienes miran con esperanza a Ave María Town. Todos los conceptos buscarán transmitir el genuino espíritu católico: las escuelas, los campos de golf, un centro recreativo, el parque de agua, el centro comercial con sus cinemas, restaurantes, librerías y cafés. Todo hablará de Cristo y su evangelio.




Cuando el tranvía comienza a recorrer las calles de Ave María encuentra a su paso los nombres “Avila”, “Assisi”, “St Paul”… con el fin de homenajear a los santos. Después, se llega a la Ave María University que brindará una sólida formación ética y religiosa, donde será obligatorio el latín, el gregoriano y los chicos y chicas tendrán dormitorios separados.

En la nueva ciudad, se estará siempre abierto a la vida y se testimoniará el verdadero amor. Por ello se rechaza el aborto, el control antinatural de la natalidad y la pornografía.

Llegados este punto, tenemos que respirar un poco y preguntarnos: Pero… ¿esto es real? Claro, tan real como los ladrillos de la catedral, provista para acoger a 1100 fieles en su primera misa (Nochebuena del 2007). Tan palpable como las 200 familias que ya han adquirido su casa. Tan firme como el apoyo de Jeb Bush y las palabras de aliento del Santo Padre.

Por supuesto, no se han hecho esperar las críticas y objeciones: ecologistas, liberales, grupos políticos e incluso creyentes amenazan a Monaghan y su grupo con ir a juicio ante la corte federal.

«El bien levanta polvo. Algunos no resisten y abandonan la obra; otros perseveran, sacudiéndose las sandalias». Ave María será posible dado que le sostiene el mejor de los motivos: «Mi meta es que el mayor número posible de personas llegue al cielo», dice Thomas Monaghan.

Michael Galligan-Stierle, vicepresidente de la Asociación de Colegios y Universidades Católicas decía: «Sería grandioso, tremendo, el tener tan sólo cinco ciudades como ésta; sólo cinco».

Ave María tiene capacidad para 25, 000 residentes de todos los credos y culturas, porque no se trata de un aislamiento católico ni de un bunker elitista. Ave María es una apuesta por los valores, por un renacimiento moral y religioso ¡Aún hay mucho por luchar y no todo está perdido! En estos tiempos como en los de San Agustín, «si dices basta, has perecido»

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